Madre Clara María de Jesús, La Fundadora de las Carmelitas de San José es salvadoreña, de San Miguel, donde nace en 1857. En el nombre que le imponen el día de su Bautizo, 31 de octubre de 1857, Clara del Carmen, hubiera leído cualquier “vidente” de media estatura su porvenir. Será Fundadora, como Clara de Asís, en cuyo día abre los ojos a este mundo, y de un Instituto Carmelitano, las Carmelitas de San José.
Ella – Clara – envuelta en una pobreza efectiva y afectiva, particularmente fue raptada por su propio padre Daniel Quirós, cuando contaba con tres años. Se sabe que su madre – Carmen López- la casa con un hombre que frecuentaba la casa – Félix Alvarado – que se firma “Profesor de Ciencias y Letras”, pero que resulta un incompetente para la vida. Con solos quince años Clarita desconoce la psicología varonil. Fue aquella boda un fracaso de la mamá y una irresponsabilidad de Félix. Pasa la vida en Nueva San Salvador. Llegaron sus seis hijos. Los dos últimos volaron pronto al cielo.
Los otros tres primeros se recuerdan todavía en la historia de El Salvador: Carmen, casada con Recaredo Gallardo, Ministro de Hacienda del Presidente Romero Bosque, Gertrudis casada con Godofredo Arrieta Rossi, Gobernador y gran Médico y Cirujano; y Madre Clara Alfredo. Sólo Cipriano, que hereda la “mal cabeza” de su abuelo Daniel y de su padre Félix, motivó días muy amargos a su madre. Lo grande de esta mujer es que – abandonada por su esposo – se inclina por su Dios, que es Amor, por su Hijo Jesucristo presente en la tierra en la Eucaristía, el Sacramento del Amor, y por la Madre de Jesús bajo la tierna advocación de los Dolores, que secaría sus lágrimas, y del Carmen, la Madre que la recibe el día de su Bautismo.
Es su gran acierto volver a encontrar el AMOR con mayúsculas, en Dios y en su Madre, en recompensa de otros muy tiernos y humanos para una mujer, nacida para ser amada.
En 1873 se alista a la Cofradía del Carmen; en 1887 toma el hábito de la Tercera Orden; en 1889 profesa como Hermana y es la única que emite la profesión Carmelitana de entre los centenares de Hermanas y Hermanos que se citan en el catálogo de la Asociación, lo cual descubre la altura de sus ideales y la seriedad de su incorporación a la Tercera Orden, asumida radicalmente. Su futuro Carmelitano se proyecta en el horizonte.
No falta en su alma un amor entrañable a la Madre Dolorosa, ante cuyo corazón destrozado necesita recogerse. En diferentes años aparece como la Tesorera de la Cofradía fundada en 1884 en Nueva San Salvador.Virgenita Su Cristo Sacramentado le atrae irresistiblemente desde que experimenta la inestabilidad del amor humano y durante años, a partir de 1889 funge como Secretaria de la Guardia de Honor del Santísimo Sacramento. Consecuentemente su respeto por los Obispos y Sacerdotes se deja notar en las Parroquias de la Concepción y del Carmen de Nueva San Salvador, en el Seminario, con los Salesianos y Jesuitas.
Clara aparece en primera línea en toda obra apostólica, parroquial y diocesana. Es la impulsora y el alma, la promotora de los Ejercicios Espirituales, Socia Activa de la Sociedad Católica de San Vicente de Paúl y de la Hermandad del Carmen. Está siempre al lado de la Jerarquía Eclesiástica en los peores conflictos sociales y de la Escuela Católica. Es un gran apóstol social femenino.
Siempre alegre, serena y jovial, a pesar de duras pruebas, no duda en ceder ante las insinuaciones del Arzobispo Antonio Adolfo Pérez y Aguilar, para que ceda su casa a los Jesuitas, que llegaban a mesa puesta, desconociendo, éstos y aquel, la galantería con una dama, porque la pobre Clara aporta mucha plata en rehacer el mismo convento de Belén mientras la ínclita y poderosa Compañía de Jesús encontraba casa e iglesia del Carmen compuestas y la víspera de Santa Teresa, 14 de Reunión octubre de 1916,comienza la andadura de su Congregación Carmelitana y, en medio de mil privaciones, se dedica con sus hijas a las niñas pobres, huérfanas y marginadas, a las señoras solas y abandonadas, a los enfermos a domicilio solos. La exquisita experiencia de soledad y de abandono, que siente a lo largo de su vida seglar, la lanza a aminorar esta lacra social de la mujer postergada por los hombres.
En medio de estas meritorias faenas apostólicas siente la llamada de su Dios, precisamente el día de la Inmaculada, 8 de diciembre de 1928, hace 80 años de su ida al cielo. A sus numerosas hijas las Carmelitas de San José les ha dejado el desafío de su espiritualidad y de su misión en la Iglesia. Sabemos que la autoridad eclesiástica salvadoreña ha estudiado oficialmente la gran personalidad cristiana de Madre Clarita mediante la apertura del Proceso de su Canonización. El Proceso Diocesano de la vida, virtudes heroicas y fama de santidad de la Sierva de Dios Madre Clara María de Jesús Quirós se llevó a cabo en El mcm5Salvador del 4 de noviembre de 2004 al 13 de diciembre de 2005. Toda la documentación del Proceso fue enviada a Roma a través de la Nunciatura Apostólica el 16 de Enero de 2006 y el 31 de Octubre de 2008 la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos ha emitido el Decreto de Validez del Proceso Diocesano. Se ha encendido luz verde para pasar a la siguiente etapa.